El economista afirma que el sistema de reparto es un «robo». Propone llevar la edad de retiro a los 70 en 10 años.
A.E.: Esto empieza con (Otto von) Bismarck en el siglo XIX en Alemania, que creó un sistema de jubilaciones de reparto que nació como una estafa, porque puso la edad de retiro a los 60 años cuando la gente se moría a los 47. El Estado se quedaba con el dinero y el político podía hacer populismo de derecha, en ese momento. A la gente le pagan, pero con plata que le sacan, esa es la gran falsedad que está detrás de todo sistema de reparto.
P.: ¿Cree que el sistema de capitalización es mejor?
A.E.: Es un sistema mucho más justo. Los sistemas de reparto están quebrados en todo el mundo porque, además, al principio había mucha gente joven y pocos viejos. Lo que ocurre ahora es al revés: hay menos jóvenes y más viejos.
P.: ¿Qué defecto encuentra en el sistema de Argentina?
A.E.: En Argentina el sistema está quebrado por demás, porque además se le agregó mucha gente sin aportes. Son 3 millones de personas. Por lo tanto, la ANSES está quebrada y a partir de ahí no se cumple la ley. Se debería pagar el 82% móvil y no se paga.
P.: El sistema debería respetar una cierta proporcionalidad entre la jubilación y el salario activo… pero eso no pasa ahora..
A.E.: Eso no pasa porque el sistema está quebrado. Los aportes que hace la gente no alcanzan para compensar los retiros que hay que hacer y por eso se empieza a compensar con impuestos. Entonces pasa a ser un sistema de transferencia de riqueza de los que hicieron aportes a los que no hicieron aportes. Es muy injusto.
P.: Se afirma que el sistema de capitalización individual tampoco fue una gran solución. Un caso es el de Chile…
A.E.: Yo creo que sí. Para mí el mejor sistema es que no haya ningún tipo de obligación. La gente sabe mucho mejor cómo cuidar su dinero que el político. El político no invierte bien el dinero de la gente.
P.: Pero tampoco la gente es experta en finanzas como para planificar una inversión a 30 o 40 años.
A.E.: En realidad, cuando la gente no tenía jubilación obligatoria, tenía un sistema mucho mejor que el actual porque permitía la movilidad social y le permitía a la gente salir de la pobreza. Lo que hacía era ahorrar en ladrillos. Se moría primero el marido, entonces la viuda pasaba a vivir en lo de su hija y alquilaban la casa.
P.: Pero eso no era una jubilación. Era una renta de la propiedad
A.E.: Pero era mucho mejor que lo que tenemos ahora. Imaginemos este cálculo. Con un salario mínimo, una persona que trabaje de los 20 a los 40 años capitalizando sus aportes jubilatorios, se le está sacando el equivalente a 6 casas de u$s40.000 capitalizando al 5% anual. Incluyo todo lo que descuentan en el salario. Y si la persona está en pareja, le sacan otras 6 casas. Es tremendo.
P.: Lo que es cierto es que las generaciones actuales no pueden acumular capital nuevo. ¿No cree que se complica el acceso a un terreno para construir?
A.E.: Las generaciones actuales no puede acumular capital porque tienen que pagar 170 impuestos. ¿Cómo puede ahorrar una persona si le sacan más de la mitad de lo que gana?
P.: Pero con una moneda sana y estable, ¿no cree que se puede tener un sistema que brinde algo de protección?
A.E.: Yo no creo que sea una protección. Yo creo que es un robo. La gente se cuida mucho mejor a sí misma que lo que hacen los políticos. No obstante, en la comparación entre sistema de reparto y capitalización, es muy superior el segundo. El caso chileno es de un éxito notable, pero cuál es el problema, Chile salió de un nivel de pobreza muy alto. La gente hizo sus aportes durante un gran período en el que tenía salarios bajos, que son los más importantes porque se tiene 40 años de capitalización, entonces no cubre el 80% del salario, sino el 40% del sueldo actual, que es mucho más alto que el sueldo promedio que han tenido. Hoy se jubilan en un país rico, pero los aportes lo hicieron cuando el país era pobre.
P.: ¿Si tuviera la oportunidad, volvería al sistema de AFJP?
A.E.: Antes tenías una ventaja. Tenías la libertad de decidir si ibas a una AFJP privada o una del Estado (la del Banco Nación). Y también estaba la libertad de ir al sistema de reparto. La gente se quedó en las AFJP y luego las obligaron a ir al sistema de reparto. No les importó nada lo que opinaban 9 millones de personas. Yo creo que Argentina, por cómo está la situación, va a tener un sistema mixto como el canadiense, que tiene tres patas: una jubilación pequeña para todo el mundo, con aportes adicionales que hacen las empresas y un sistema libre para quien quiera hacer más aportes como quiera. En Argentina tenemos que hacer un cambio filosófico que es devolver la libertad a las personas.
P.: ¿Considera que habría que subir la edad de jubilación?
A.E.: En lo primero que tenemos que estar de acuerdo es que hay que igualar la edad de jubilación de las mujeres y los hombres. Es algo que no perjudica. Una mujer hoy a los 60 años es joven. A todas las mujeres a las que les pregunto si quieren seguir trabajando me dicen que sí. Sería muy bueno que la edad de retiro sea opcional. Yo de 65 no pasaría a 70 directamente. Primero igualaría la edad en 65. Luego a los 67 años, después a los 68 y llegaría a los 70 años en 10 años.